Quién soy

Me llamo Félix y nací en Cuenca allá por 1973. Desde entonces he hecho, visto y vivido muchísimas cosas. Hasta el replicante de Blade Runner podría quedar como un principiante… Cincuenta y tantos ya dan para mucho si uno se mueve, ¡vaya si dan!

Aunque viví mi infancia en un pequeño pueblo donde la gente se dedica en su mayoría al cultivo del ajo, a los catorce me tocó hacer maletas y salir de allí porque no había instituto, así que mis huesos fueron a dar ni más ni menos que a un monasterio que está en Uclés, caput ordinis de la Orden de Santiago, y después a Aranjuez, la ciudad donde comenzamos a darles la patada a los gabachos cuando se nos metieron hasta la cocina.

A los dieciocho, cuando tocaba hacer la mili, marché voluntario al Ejército. Allí me quedé durante más de diez años, de abajo a arriba, de tropilla a Oficial de Infantería. Allí aprendí que con disciplina y trabajo uno llega donde quiere, se me quedó grabado a fuego que la confianza es la fuerza que hace funcionar a las personas y conocí lo peor del Hombre en Kosovo, donde también entendí que no podemos vivir como si fuésemos a estar aquí siempre. No. Esto es más breve de lo que parece, hay que vivirlo de verdad, y sobre todo, dedicarse a la gente, como decía mi amigo Angelito.

Mientras tanto estudié la licenciatura en Derecho y una línea de doctorado sobre nuevas tecnologías, especializándome en privacidad. Esto me permitió civilizarme en el 2001 y dedicarme a trabajar en esos asuntillos durante estos últimos años de mi vida. Como me encanta conocer el porqué de las cosas, en mi tiempo libre estudié el Grado en Historia, ya que como decía Marco Tulio Cicerón, si no conoces lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.

Aquí estoy ahora porque después de tantos años he decidido que voy a cumplir con mi vocación real, que es la enseñanza. El paso del tiempo, los amigos, mi variopinta experiencia y la familia, sobre todo mi mujer, me lo han ido indicando insistente y constantemente, pero ya se sabe, todo el mundo lo ve claro menos tú. Suele pasar. Espero que no os pase, y si os pasa, que lo solucionéis cuanto antes. No esperéis hasta los cincuenta y tantos, porque ya sabéis, vita brevis est.